sábado, 3 de marzo de 2018

La Ciudad de los Palacios



¿Has imaginado una ciudad con toques franceses, ingleses, españoles, mestizos e indígenas que fue construída sobre un lago?

Sí, acertaste, la gran Tenochtitlán, ahora conocida como la Ciudad de México.



Este fin de año aproveché y visité mi país con toda la disposición de mostrarle a mis hijas el por qué México siempre está presente en todo lo que hago, desde la música que escucho, la comida que cocino, hasta  la decoración de mi ahora hogar al otro lado del mundo.  Uno puede salirse de México, pero México jamás sale de nosotros.

Soy  originaria de la Ciudad de México. Mi ciudad tiene fama de caótica, impredecible y ruidosa pero es  bella y mística como ninguna. Sin duda alguna es “La Ciudad de los Palacios”. El haber crecido aquí me condicionó a esperar mucho de las grandes ciudades del mundo, después de leer los artículos que estoy escribiendo sobre mi ciudad, descubrirán el por qué. Crecí en una de las colonias de clase media del centro de la metrópoli, rodeada de todo tipo de contrastes tanto sociales como arquitectónicos, históricos, demográficos; y es que así es México, es un México de contrastes.  Hablado de contrastes la cultura prehispánica y la del nuevo mundo se mezclan de manera casi cruel en mi ciudad, incluso en mi colonia. Es imposible precisar cuál nos ha definido más como pueblo. Casi todos somos mestizos y orgullosos de ambos componentes.

El Centro Histórico es un ejemplo de esta ambivalencia. Bajo las grandes construcciones que nos dejó  la conquista española se encuentran los restos de una gran cultura indigena.

Mis hijas son aún muy pequeñas, y mientras viajábamos en el metro (Tasqueña-Cuatro Caminos color azul)  hacia el Zócalo, imaginaban lo que les contaba sobre la antigua civilización, la leyenda azteca del águila parada en un nopal devorando una serpiente. Para los que no la conocen,  cuando los aztecas vivían en Aztlán, el dios de la guerra y del sol Huitzilopochtli les comunicó que fueran a buscar otro sitio donde asentarse y que cambiaran su gentilicio por mexicas. El lugar indicado era donde encontraran un águila con las alas abiertas parada en una penca de nopal en un islote. Así, llegaron y fundaron la gran Tenochtitlán, pero no crean que duro poco esta peregrinación, fueron algo así como 165 años.

La ciudad de México es un valle rodeado de montañas, el clima es privilegiado. Rápidamente los mexicas dijeron “de ahí soy”  y fundaron un imperio, sometieron a varios pueblos de los alrededores y se hicieron una potencia de Mesoamérica. Cuando los españoles llegaron procedentes del  Paso de Cortés (espacio entre los dos grandes volcanes Popocatépetl e Iztaccihuatl) Don Bernal Díaz del Castillo en su libro “La Historia Verdadera de la Nueva España” relata que algunos de los conquistadores pensaban que estaban soñando cuando vieron la magnitud de la gran Tenochtitlán y sobre todo su organización. Tenían un sistema de compuertas y de canales que describe como puentes elevadizos. Me imagino su impresión. Algo así como cuando vamos a un país bien lejano que todo es diferente y nos preguntamos continuamente: ¿es real o estoy enloqueciendo? Pero bueno, ya me aloqué contándoles la historia de mi pueblo, ustedes me disculparán, pero  ¿cómo no alocarse si cada que hablo de mis raíces se me lleno  de orgullo?.


Cómo llegar al Zócalo
Les recomiendo llegar al Zócalo en Metro siempre y cuando no sea hora pico. Es muy económico,  5 pesos, casi un cuartito de dolar, seguro y rápido. Diríjanse hacia la salida que dice Catedral. Mientras subes los peldaños ante tus ojos emerge la Catedral Metropolitana, es una visión que difícilmente olvidarás. Toda esa grandeza frente a ti y una vez afuera, tienes la mejor vista de la Plaza de la Constitución. 

También puedes optar por llegar en taxi, es importante que pertenezca a alguna agrupación registrada o sitio, o en Uber.

¿Qué hacer?
Ya estando ahí en el Zócalo, sólo disfruta y no te pierdas nada de lo que te presentaré.

Catedral


Es posible entrar a la catedral y aunque las fotos no están permitidas, te llevarás recuerdos imborrables. Te recomiendo que si eres devoto de la religión católica, no olvides echarte una persignada en el altar de la Virgen de Guadalupe, patrona de los mexicanos. Si no lo eres, puedes observar respetuosamente la devoción del pueblo mexicano a los santos, especialmente a la Virgen y a San Judas Tadeo, el del chipotito, que apenas me enteré que es una llama. La Catedral per se, es un monumento que data de la época de la conquista, aproximadamente de 1573 con las rocas que alguna vez formaron el Templo Mayor a Huitzilopochtli. Posteriormente la ampliaron, cambiaron, agregaron cantera, estilos barrocos, churriguerescos, etc. y quedó como es ahora…aunque nunca contaron con que Tenochtitlan era un lago y el terreno muy fangoso e inestable. 

Abajo de la Catedral es donde está todo el show. Cuenta la leyenda que hay interminables túneles con tubos de hormigón para detener su deterioro. En esos túneles han encontrado infinidad de objetos mexicas, ofrendas, restos humanos y muchas pistas sobre lo que fue esa civilización. Incluso, para darte una idea del deterioro, coloca una moneda y ve como rueda y se desliza debido al hundimiento.

El órgano data de mediados de 1700 y si tienes suerte, quizás hasta te toque escuchar algún concierto. Puedes subir al campanario y admirar la plaza de la Constitución desde ahí y tomar fotos para Instagram. Para subir al campanario, acércate a la tienda de souvenirs y pregunta si se va a armar un tour porque no siempre hay. El personal es muy amable en general y yo entiendo que es muy importante respetar las creencias y obedecer, pero los policías que están adentro pecan de groseros. ¡Ojo Secretaría de Turísmo!, Se trata de un santuario a la fe, pero también un sitio turístico. 

Tip Turistico: De lado de la calle 5 de Febrero o Monte de Piedad, al poniente de la catedral, hay una escultura hecha por Francisco Cárdenas Martinez para el Papa Juan Pablo Segundo. La peculiaridad de esta escultura es que se hizo después de la muerte del pontífice y se hizo una convocatoria a través de la televisión para recaudar llaves, material con el que se hizo la escultora. “México siempre fiel” se sumó a la causa y se donaron millones de llaves, aún recuerdo el slogan: dale la llave de tu corazón

En la siguiente entrega les seguiré contando un poco más. Incluso, me adentré al Gran Hotel de la Ciudad de México que se utilizó como locación para la película del Agente 007 y comí algunos platos..¿ Vale la pena? ¿Es muy caro? Te lo contaré en mi siguiente entrada. 






¡Feliz año del perro tengan ustedes!


Por Fabiola Cuevas