jueves, 24 de enero de 2019

Cuando la prepotencia y mediocridad de los empleados arruinan el nombre de una aerolínea

Viajar en fin de año puede ser bastante complicado. Las tarifas están por los cielos, incluso aquellas rutas con mil escalas. Las  aerolíneas de bajo presupuesto de repente parecen ser tan costosas como las aerolíneas de lujo. El tránsito por los aeropuertos puede ser tan engorroso como los trámites gubernamentales, sin embargo, la eficiencia de los empleados y su profesionalismo marcan la diferencia.

 He volado varias veces con Volaris. Me parecía que era una aerolínea no pretenciosa, eficiente y que cumplía el propósito de transportarnos de un lado a otro a un costo relativamente más bajo. Así lo fue, hasta este viaje en el que experimenté lo peor en servicio, la mediocridad de los empleados y el nulo servico al cliente.


Mi ruta: Los Angeles-Guadalajara-Ciudad de México

Incidente 1. Los Angeles a la Ciudad de México vía Guadalajara

 Mi viacrucis con Volaris comenzó desde que llegamos al aeropuerto internacional de Los Angeles, en la terminal Tom Bradley. Los escritorios de Volaris están hasta el otro extremo escondido de la terminal. Al llegar a la fila, bastante nutrida, nos pidieron que nosotros nos documentáramos en los kioskos de autoservicio, pues imprimir el pase de abordar por unos de sus empleados costaría 10 USD. Así pues, dejé a mi familia en la fila y me dirigí a los kioskos.



Hice el primer check in sin problemas, para el segundo, un anuncio en la pantalla me pidió hacerlo con un representante. Regresé a la fila, que ya había avanzado y esperamos....y esperamos....y esperamos. Casi al llegar hasta el frente, después de estar formados pacientemente por una hora y ver que la fila no se movía con fluidez, nos percatamos que los empleados estaban eligiendo a quien atender. Literalmente se salían de sus escritorios a jalar personas de otras filas. El área parecía un mercado, con gente formada en líneas que no deberían, amontonados al frente, apelmazados uno contra otro y los empleados contribuyendo y peor aún, generando al desorden.


 Una hora después llegamos al frente y vimos como la señorita nos ignoraba, sacando gente de otras filas hasta que decidí ponerme en frente de ella y decirle que después de dos horas formada, ya era justo que nos documentara. Le expliqué que el kiosko de autoservicio me había mandado con un representante. Tajantemente me dijo que ella no podía ayudarnos porque había representantes en los kioskos. Que saliéramos de la fila. Obviamente reclamé y nos dijo que nos cobrarían 10 USD, mi marido, harto de estar en la fila dijo que si, que nos lo cobraran, de pronto un individuo empleado de la aerolínea que parecía no estar escuchando, dijo que si, que serían 10 USD pero  por persona. Tragándome la frustración, salí a usar el kiosko otra vez y aún sin localizar al representate que supuestamente está ahí, logré documentarnos. Regresamos y la señorita juró que los 4 estábamos en asientos juntos en los dos vuelos subsiguientes. Por las prisas de sólo tener 1 hora para llegar a la sala de abordaje, no revisé el segundo trayecto confiando en la eficiencia de la señorita. También nos obligó a documentar una maleta de carry on, porque el avión venía lleno y no habría lugar para nuestro equipaje de mano.

Al llegar a Guadalajara, después de pasar migración, tendríamos que recoger nuestras maletas y volverlas a documentar, lo que es una practica común al ingresar a otro país. sin embargo la maleta que nos hizo documentar, tendría que recogerse o incurriríamos en otro pago de maleta extra. Así lo hicimos, recogimos la maleta y nos dirigimos a nuestra sala de abordar.

 Incidente 2. Guadalajara - Ciudad de México

 Al llegar a Guadalajara, a las 5AM, me percaté que no estábamos juntos para el siguiente vuelo a las 10AM. Los 4 que viajábamos juntos estábamos separados. Obviamente me alarmé porque no iba a mandar a mis niñas de 6 y 8 años quien sabe con quién. Hay muchos casos de abuso sexual en los aviones a menores. Esperé a ver a alguien de la aerolínea y cuando por fin llegó, su solución fue: tomar otro vuelo 5 horas más tarde. No lo podía creer. Le di la idea de preguntarle a otros viajeros si querían cambiar asiento y dijo que si podía, pero no los podía obligar así que no había ninguna garantía. Finalmente dos amables pasajeros cedieron y pudimos sentarnos cada uno con una niña . Al llegar a la entrada, la señorita nos quito la maleta porque supestamente estaba documentada hasta México y no la podíamos llevar con nosotros…..Ponganse de acuerdo, caray! Llegamos y afortunadamente, las maletas estaban completas y en orden. Parecía que no tendríamos más problemas con Volaris, pero lo peor estaría por venir en nuestro vuelo de regreso. Sin duda me tiene pensando que Volaris es la peor aerolínea de México.

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Por Fabiola Cuevas

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