jueves, 29 de junio de 2017

Un nuevo tipo de museo donde tú eres la obra principal

Puedo asegurarte que últimamente en Facebook, Instagram o cualquiera que sea la red social de tu preferencia, has visto alguna fotografía de uno de estos museos que a continuación te voy a presentar.


Artvo, Melbourne


Se trata de los museos de arte 3D que se han popularizado gracias a la exposición en las  redes sociales de las increíbles fotos en las que tú eres el protagonista.

El primero de su especie en Latinoamérica se encuentra en Playa del Carmen, Quintana Roo, México. Se llama 3D Museum of Wonders. http://3dmuseumofwonders.com/home-es/ En España encontramos más como el Museu de les Illusions en Barcelona http://bestmuseum.net/ y probablemente en cada país ya exista uno o esté en planes para realizarse.

La técnica del trampantojo (del francés trompe-l'oeil, engaña al ojo) es utilizada por los artistas para crear un efecto de tercera dimensión y hacernos los personajes principales de las obras que son un festín visual por sí mismas ¡Ahora imagina ser parte de ellas!

La fórmula de estos museos está hecha para triunfar: a todos nos encanta mostrar nuestras mejores fotos, especialmente aquellas originales, fuera de lo común, coloridas y extraordinarias que sabemos que juntarán varios “me gusta” (¡Ay, ego!, el que esté libre de culpa, que tire la primera piedra). Nos encanta relacionarnos con museos y actividades artísticas así que con esta combinación, estos museos se promocionan y se viralizan sin pagar publicidad, pues tus fotos compartidas son la mejor estrategia comercial, además de que las fotografías quedan increíbles.




El sediento


La diversión incluye a chicos y grandes, todos tienen oportunidad de posar y verse a sí mismos en la mano de un gran robot, tal vez combatiendo a algún dragón o volando sobre Sydney en un avión de papel

Y caí en las redes de la galería 3D...

Caí en la estrategia comercial al ver unas fotos de un contacto de Facebook. Las fotos se me "antojaron" y  decidí a ir con mi familia a la galería que está en la ciudad donde actualmente vivo, Melbourne, Australia. Se llama Artvo y está en el suburbio Docklands. Prometía ser una mañana llena de poses y sonrisas así que llegamos lo más temprano posible para evitar las aglomeraciones. 




Inocencia


En la entrada nos dividieron en grupos para explicar de qué se trata y qué hacer. El costo del boleto es el mismo que el de cualquier otro museo, incluso más barato, alrededor de 15 USD. En México, debo decir que me sorprendió el costo, que a mi gusto es elevado, alrededor de 30 dólares (USD).

El recorrido comienza con obras clásicas renacentistas, sigue con escenas de la cultura pop, recorridos por diferentes ciudades del mundo, ruinas egipcias, una tierra de fantasía y varias imágenes que te sacarán varias carcajadas.




Para sacar la mejor foto:

En el suelo hay marcas para indicar donde pararte como fotógrafo y hay personas que te darán consejos para que tu foto salga perfecta, pero no estarán encima de ti para que te sientas cómodo y en confianza para hacer los gestos que quieras. Esas marcas en el suelo también te indican como tomar  las fotos con teléfonos móviles, vertical u horizontalmente. No acerques ni alejes usando el zoom, pues afecta la perspectiva y las fotos no se verán en tercera dimensión, incluso si tomas la foto desde otro ángulo, ni siquiera se verá la imagen en todo su esplendor o no se distinguirá claramente lo que es.


¿Qué hay abajo?


Mi consejos:

Vete arreglado(a) porque de verdad, tú serás el centro de atención en todas las fotos.

Pide consejos a los chicos que trabajan ahí sobre cómo posar para sacar el mayor provecho de las imágenes.

Toma el tiempo necesario para recorrer el museo, observa las pinturas, admira las obras también ya que fueron creadas por grandes artistas para que nosotros seamos la figura principal.


Les dejo unas fotos mas de Artvo Melbourne y ¡no se olviden de buscar la galería 3D más cercana a ustedes!


Domando a la fiera



Volando sobre Sydney en un avión de papel


¡Cuidado con el dragón!


¡O me caigo o me come!


La manzana incompleta


Por Fabiola Cuevas