Me levanté a las 3:30 a.m. Teníamos que empezar a caminar hacia la puerta del puente, el primer acceso a la zona arqueológica, para entrar a las 4 a.m. La noche anterior tuvimos que comprar algo para desayunar porque a esa hora nadie nos daría nada. Después de un plátano, yogurt y galletas, comenzamos la caminata hacia el puente en pequeños grupos. Hicimos como 30 minutos, quizás un poco menos, y tuvimos que esperar formados a que abrieran. Justo a las 5 a.m. abrieron y ahí nos esperaban las famosas escaleras de Machu Picchu.
No tengo idea de cuántos escalones sean, pero es MUY pesado subirlos. La verdad sirvió mucho el entrenamiento de los días anteriores. Tardé en subir exactamente una hora. Recuerdo que mi reloj marcaba las 6:07 a.m. y el guía nos esperaría a las 6:15 en la entrada. El guía fue muy enfático en el uso del baño antes de entrar a Machu Picchu ya que adentro no hay baños. Entonces hice la parada obligatoria que tiene costo de 1 sol, aproximadamente 5 pesos mexicanos (30 centavos de dólar).
Los tours anteriores a éste que contratamos con la misma agencia, nunca comenzaban a la hora pactada. Esto para mí era muy desesperante porque son minutos de sueño que me robaban. Empezamos casi a las 7 la explicación con todo el grupo. Yo tenía cita para subir a Huaynapicchu, la montaña más famosa, a las 8. Si quieres subir a la montaña más alta que es ésta, tienes que reservar por internet con anticipación. Yo igual lo reservé con la misma agencia que hice el tour.
Cuando comenzó la explicación, el dios de la lluvia se hizo presente y comenzó a llover muy fuerte. No se veía nada de lo que nos estaban explicando y pues mi mente pensaba en todo menos en seguir la historia de los incas que contaba el guía. Estaba estresada por no llegar a la cita que tenía porque aparte no se veía nada nada, había mucha neblina y cuando me decían que tenía que caminar “para allá” yo sólo veía nubes y pensaba que me iba a perder, muy desesperante en verdad.
Escaleras hacia las nubes |
Me despedí de todo el grupo y continué el recorrido sola ya que después de la explicación con los guías, teníamos tiempo libre en Machu Picchu y cada quién escogía su camino. Llegué a tiempo a la entrada de Huaynapicchu (que tiene diferentes formas de escritura pero es la que más me gusta). Vi la imagen de todo lo que iba a subir y pues me preparé psicológicamente para subir y subir y subir. Tardé una hora exacta en hacerlo. Una hora subiendo escalones es mucho más pesado de lo que se lee, ¡se siente como si fueran 3 horas!
Ya estando hasta arriba de la montaña más alta, exhausta, lo menos que esperaba era una gran recompensa, un bello paisaje, ¡pero NO! Seguía nublado y esta es la foto que saqué estando hasta arriba.
Bonito, ¿no?
Estuve 15 minutos en una roca, descansando y rogando a los dioses incas que saliera el sol o que por lo menos se quitaran las nubes …sólo una foto, ¡sólo una!
Había un policía hasta arriba que te invitaba a comenzar a descender para que no se atiborrara de gente, ya que no es muy amplio. Me comí unas papas fritas para motivarme al descenso. Tampoco podía esperar mucho ya que tenía que estar en Hidroeléctrica a las 2:30 p.m.
Me tomó 40 minutos bajar. La bajada es menos pesada, pero por alguna razón me empezaron a doler las rodillas; mi cuerpo no estaba acostumbrado a tanta caminata.

Saliendo de Machu Picchu, lo que se debe hacer es poner un sello en el pasaporte y ¡se me olvidó! Fui otra vez al baño porque me esperaba una larga caminata aún y empecé a bajar. Como ya me dolían las rodillas me tardé igual una hora en bajar. Insisto en que la bajada requiere menos esfuerzo físico pero igual es cansado y cuando ya duele o molesta algo es bastante pesado. Cuando terminé de bajar los escalones me detuve unos segundos y las piernas me comenzaron a temblar horriblemente ¡no me podía detener! todavía faltaban 3 horas y el tiempo estaba justo. Y así, sin detenerme por miedo a que si me sentaba ya no me iba a poder levantar, caminé hasta Hidroeléctrica.
Llegué a las 2 de la tarde, pasé por el mochilón que había dejado en el restaurante y me senté a comer algo.
Contando las horas que caminé ese día… 10 horas seguidas con 15 minutos de descanso; me sentía rara. Me sentía feliz pero un poco frustrada por no haber logrado ver Machu Picchu como esperaba verlo. Creo que si hubiera llegado en tren y subido en camión y me hubiera encontrado con el día más nublado que he visto me hubiera llevado una gran decepción. Pero logré disfrutar todo el camino, todas las aventuras que me llevaron hasta ahí no las cambio por nada. Entonces quizá Machu Picchu no fue lo que yo esperaba, pero todo lo que me llevó ahí me gustó tanto que me siento feliz y orgullosa de haberlo logrado.
Mi recomendación es que si van se queden un día más en Machu Picchu pueblo para que no tengan la presión del tiempo por regresar tan rápido, puedan disfrutar más tiempo ahí y puedan esperar a que salga el solecito.
Llegué a Cusco como a las 10 p.m. y preparé la maleta para la última caminata que me tenía Perú, la montaña de los 7 colores.
¡Hasta pronto, mis queridos viajeros!
