miércoles, 24 de mayo de 2017

Opciones de hospedaje para todo tipo de viajeros, Couchsurfing y otras alternativas.


Opciones de hospedaje.


Los viajeros compartimos muchas cosas en común, pero hay algo que seguro todos siempre estamos pensando: reducir los costos de viaje. Ya sea que andemos cazando las rebajas en boletos de avión, que investiguemos los lugares más económicos para comer o preguntemos a las personas locales dónde comprar más barato, lo importante es ahorrar un poco. 


Los hostales son una opción popular.
Hablemos del hospedaje. Los hostales representan una opción poco costosa y muy popular entre los viajeros. Ahí puedes hacer amigos, encontrar compañeros de viaje, compartir rutas y consejos de viaje. Tiene sus pros y sus contras, pero en general son muy cómodos; sobre todo si eres de esos viajeros a quienes solo les interesa tener un lugar para descansar un poco y partir lo más pronto posible a la siguiente aventura.


También hay quienes prefieren ahorrarse el hospedaje y viajar de noche; pasar la noche en el autobús o el tren, dormitar en el aeropuerto o incluso acampar. Si se trata de un viaje corto, la verdad es que no hay mayor problema. Sin embargo, si vas a estar varios días así, conviene gastar un poco en un buen descanso; un lugar donde te puedas dar una buena ducha o incluso que tenga acceso a una lavadora para limpiar la ropa y seguir con tu camino. Se los digo porque quienes hemos tenido estas experiencias, sabemos lo duro que es no descansar lo suficiente.
 
Dos veces he dormitado en el aeropuerto. A la gente le sorprenden mucho este tipo de experiencias, hacen que tu narración suene mucho más aventurera. La verdad es que en ese momento lo hubieras dado todo por una cama. Una vez tuve que esperar varias horas en el aeropuerto de Moscú. Era invierno y había llegado desde Sochi cerca de las 11:00 de la noche. Mi siguiente vuelo salía a las 6:00 de la mañana del día siguiente. En algunas ciudades los aeropuertos están lejos de la ciudad así que no me convenía alejarme. Tampoco es que hubiera muchas opciones de transporte y además no me veía sufriendo por las frías calles de Moscú, así que decidí esperar mi siguiente vuelo dentro del aeropuerto.

En los aeropuertos hay duchas y camas que puedes rentar por hora, pero sale más caro que un hotel, y en mi modo de “viajero ahorrador” activado, no iba a gastar en algo así. Simplemente me senté en una de esas sillas incomodísimas que hay en todos los lugares de espera e intenté distraerme con el móvil. Mientras pasaban las horas, comencé a sentirme muy cansado. Desafortunadamente yo nunca he sido bueno para quedarme dormido por ahí, donde sea. Vaya, hasta en una cama me cuesta trabajo. Me molesta el ruido, la luz, si sé que tengo que despertarme temprano, no conocer el lugar, dormir en un cuarto con otras personas, la temperatura del cuarto, en fin. Definitivamente ese es mi punto débil, mi área de oportunidad, para mejorar como viajero.


Puedes dormir en el tren o autobús.


De repente, en la desesperación de ver las horas pasar, escuché un click que me hizo consiente otra vez de mi alrededor. Tenía un fotógrafo casi en la cara, a quien le pareció interesante la imagen de un pobre viajero tratando de dormir en una terminal. Pobre en los dos sentidos, por compasión y por falta de dinero. Mientras mi cerebro intentó reconectar las neuronas para comprender lo que estaba pasando, mi cara simplemente frunció todos sus músculos. No hubo ningún excuse-me ni ningún thank you ni nada parecido en ningún idioma. Seguro mi cara de borracho trasnochado apareció en la sección “cómo perder el glamour durante el viaje” de algún diario italiano.

Horas antes de que por fin anunciaran mi vuelo, comenzó a dolerme la cabeza terriblemente. Además, traía un poco de gripe por lo que mis oídos también estaban inflamados. ¡Todo viajero experimentado sabe que definitivamente uno no se puede subir al avión con los oídos inflamados! Así que afortunadamente traía una pastilla que me tomé con un café de máquina, de esos asquerosos, una combinación de una sustancia que en países donde toman más té llaman “café” y agua. Mi cansancio ha de haber sido tal que ya dentro del avión, enderecé mi asiento para el despegue, el avión hizo maniobras para tomar pista, cerré los ojos por unos instantes y cuando los abrí, ¡ya estábamos en el aire! ¡EN EL AIRE! Me perdí el despegue de uno de esos aviones transatlánticos que vibran como si atravesaran un hoyo negro mientras despegan.


Hay viajeros de todas partes
del mundo que están dispuestos a
ofrecer un espacio para dormir.

En fin, otra de mis aventuras a la hora de dormir fue con Couchsurfing. Para quienes no la conocen, Couchsurfing es básicamente una red social de viajeros donde permites que otras personas duerman en el sillón de la sala, o cualquier otro lugar disponible por unas noches. A diferencia de otras redes, aquí no hay cobro. Se trata de una cadena de favores entre viajeros, digámoslo así. Fue en París, sólo necesitaba estar una noche ahí para tomar un vuelo temprano a Bielorusia. Era la primera vez que utilizaba el servicio. Me aseguré de que todo estuviera en orden, que fuera un miembro con varias recomendaciones, verificado y todo el proceso. Cuando llegué al departamento, con todo el nerviosismo del mundo, mi anfitrión abrió la puerta, dejando salir corrientes de humo con olor a hachís que venían de todos los rincones del interior; muy amable, debo admitir. Dejé mis maletas y me dispuse a recorrer un poco la ciudad.
 

Ya en la tarde, cerca de la hora de la cena, regresé para compartir un poco con él. Había invitado a un amigo de origen uzbeko y fuimos a un pequeño pero delicioso restaurante. Sin extranjeros, sin precios ostentosos, sólo gente del vecindario. Lo pasé muy bien, pero a la mitad de la comida empecé a sentir como mi cuerpo ya no aguantaba más. Entre el jetlag y un poco más de 24 horas sin dormir, creí que terminaría tirado en cualquier jardín. Regresé al departamento y ellos decidieron salir a beber un poco y disfrutar de la noche. Ante de irse se pusieron de acuerdo, con la computadora en mano, a dónde ir. Hablaban susurrando, supongo que para no despertarme, pero ya quedamos que yo tardo mucho en dormir así que seguía consiente. Entre que estaba medio dormido, el olor impregnado a hachís y sus susurros en francés, clarito escuché, según yo, cómo fingían ser alguien más en Couchsurfing para atraer más gente. Salieron y menos pude dormir. Esperé a que llegaran para por lo menos poder defenderme.

¡Ya no puedo más!
Al cabo de unas horas escuché ruidos en la escalera, imaginaba todo un grupo de jóvenes inmigrantes que venían tras de mí. Al echar la llave al cerrojo, corrí al baño. Quería asegurarme de que supieran que estaba despierto y MUY consiente. Venían un poco bebidos, pero dieron las buenas noches y se fueron a dormir. En cuanto escuché sus ronquidos, pude relajarme y me quedé dormido yo también. A la mañana siguiente me duché, di las gracias y salí sano y salvo al aeropuerto. La verdad es que exageré muchísimo. Yo creo que efectos del cansancio, el nerviosismo de la primera vez y varios elementos más. En general fue una buena experiencia, después pude conversar con el chico éste por internet y nos dejamos referencias positivas sobre el sitio. Obvio él no sabe todo lo que pasó por mi cabeza, sólo que tuvimos poco tiempo para conocernos pero que fue una cena agradable y que fui un buen huésped. Esta no fue mi única experiencia, tengo mucho que contarles y definitivamente una referencia muy positiva sobre el sitio.

Sea cual sea tu plan de viaje, es hospedaje es definitivamente algo importante que debes de tomar en cuenta. Cada quien conoce sus hábitos y si eres de hotel con todos los servicios eso no te hace menos viajero, lo importante es conocer y disfrutar. No se trata de a ver quién gasta menos. Planifica tu viaje y ábrete a salirte un poco del plan.

¡Coméntanos tus experiencias a la hora de dormir!

Por Dante Rojas
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