La primera vez que vine a Australia fue en 2006. Estaba muy chava todavía y no tenía ni tiempo ni ganas de tramitar visas; sin embargo, es un requisito indispensable para entrar a Australia. La ruta aérea fue lo que me hizo recapacitar y darme cuenta de que lo mejor era contar con la visa estadounidense, pero realmente me importaba muy poco obtenerla y ya tenía suficiente con la australiana; además de que esas citas a las seis de la mañana se me hacía más engorroso que ir a reclamar algo a alguna oficina gubernamental.
Busqué varias opciones y conseguí un boleto baratísimo con Japan Airlines sin pisar suelo americano. La ruta era: México - Vancouver - Narita - Sídney - Melbourne.
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Dado que Australia está literalmente al otro lado del mundo, existen varias maneras de llegar. La más económica y rápida es vía Los Ángeles saliendo desde la Ciudad de México; pero si las visas y permisos te dificultan pasar por el vecino país del norte, hay vuelos desde Chile y Canadá. Si te aterra pasar más de 10 horas en un pájaro de hierro, puedes dividir el vuelo en dos. Si no tienes problemas en pasar por Estados Unidos, Air New Zealand hace una parada en Auckland y Fiji Airways en la paradisíaca isla del Pacifico sin alterar mucho el presupuesto. Si la plata no es problema, puedes pasar por Hawaii también.
www.airnewzealand.com
www.fijiairways.com
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Ya había viajado a Europa un par de veces por lo que no me asustaban los vuelos largos, asi que en septiembre abordé el avión de Japan Airlines, aerolínea que hasta ahora, es una de mis favoritas. La atención de las azafatas japonesas es impecable, la comida es un poco “diferente” pero el té que dan es el mejor que he tomado en toda mi vida.
Pasaron las primeras 5 horas sin novedad. En Vancouver nos sacaron a un área resguardada y abordamos otro avión. De ahí a Narita fue un vuelo de 12 horas bastante tranquilo. Llegué a Narita y tenía como 4 horas de escala en las que me dediqué a recorrer las tiendas, caminar de un lado a otro y aburrirme intensamente. El aeropuerto de Narita no es muy grande, no hay muchas cosas que ver y es bastante caro.
Llegó la hora de partir rumbo a Sídney y nueve horas después desembarcamos. Me pidieron recoger mis maletas y pasar migración y aduanas por ser el primer puerto de entrada al pais aunque mi destino final era Melbourne. Tenía los minutos contados, una hora antes de tomar el vuelo final.
Me había graduado de la carrera de traducción y pensé que no tendría problemas con el inglés pero mi primer shock fue escuchar el acento australiano en las bocinas del aeropuerto. Said what? No les entendí nada. Al llegar a migración marqué en el formato de aduanas que traía comida (un bote de chocolates con tequila). Por alguna razón, le parecí sospechosa a la oficial de aduanas que me detuvo, me revisó todas mis maletas, me cateó, me pidió cartas, boletos, etc. Tardó alrededor de media hora hurgando entre mis pocas pertencencias y me dejó ir. Cuando salí, con 5 minutos únicamente para llegar a abordar el siguiente avión, caí en pánico al enterarme que tenía que ir a la terminal de vuelos nacionales.
Qantas, la areolínea socia de Japan Airlines tiene un shuttle que va de terminal a terminal sin dramas, sin salir de la terminal, pero al no conocer y no entender el inglés aussie, me salí de la terminal. Me dejaron subir gratis a un autobús porque no traía cambio y llegué a la terminal de vuelos nacionales. Al bajar me percaté que había olvidado una de mis bolsas en el camión. Se me hizo fácil dejar mi equipaje botado en el check in de Qantas y corrí a alcanzar el camión. ¡ERROR! Cuando volví, 5 minutos después, mis maletas ya no estaban ahí. Una tipa groserísima empleada de Qantas me amenazó con que me iban a multar por haber dejado mis maletas desatendidas y me dijo que fuera al área de la Policia Federal por ellas y a pagar una multa. Obviamente mi avión ya se había ido para ese entonces, así que me solté a llorar de impotencia y de coraje con la urraca de Qantas por su trato tan déspota, por la de migración que me quitó todo ese tiempo y porque el avión se había ido ya.
Sin muchas esperanzas subí unas escaleras, llegué a un pasillo y entre sollozos le pregunté a un don de traje dónde estaba la policía. Se me quedó viendo con mucha ternura y me dijo: "Yo te voy a ayudar". Esas palabras me sonaron a cantos celestiales en ese momento. Hasta la fecha no sé quién sería, pero ese señor sacó mis maletas de la policía sin pagar un quinto, me llevó a Qantas, me metió en otro vuelo, y la urraca se desapareció cuando lo vio. Jamás me imaginé que esta experiencia resumía perfectamente lo que sería mi vida en Australia. Después de radicar aquí durante 8 años, he visto las dos caras de Down Under, una buena y una mala. Los australianos pueden ser extremadamente bondadosos, relajados, solidarios y no dudan en ayudar a quien se encuentra en problemas; sin embargo, la discriminación está presente en este lado del mundo. Me imagino que ocurre en todos lados, pero jamás me había topado con tan pésimo servicio, tanto despotismo y malas experiencias como aquí. Los australianos en su mayoría son personas muy agradables, honestas y simpáticas, pero algunos pueden ser extremadamente arrogantes, como en todos lados. A lo que me refiero es que no es un mundo color de rosa y probablemente te toparás con pared varias veces.
Después de una hora más en el avión llegué a Melbourne finalmente.
Para que no te agarren en curva, hay que tener en consideración algunos puntos:
Tramita la visa mínimo con 2 meses de anticipación. Te pedirán varios papeles y exámenes biométricos. Los papeles se mandan por correo electrónico y a veces tardan bastante en responder. Cuando un australiano te dice que te va a dar una respuesta en 6 meses, es el tiempo máximo, no te van a hacer esperar más sin notificarte, pero tampoco esperes que te contesten a los dos días.
Viajar desde EU siempre sera la opción mas cómoda, rápida y barata.
No cargues con salsas, cajeta, latas, etc, aquí ya casi encuentras de todo.
Trae tu vuelo de regreso impreso ya que no se permita usar celulares en migración y si dudan de ti, te van a pedir hasta la cartilla de vacunación. Es importante también traer la invitación impresa para mostrarla en caso de que se pongan pesados, así como el número de teléfono de quien te invita. Si no tienes ningún contacto, con sólo presentar el itinerario de tu viaje, puede ser más que suficiente.
¡Recuerda que tu actitud y lenguaje corporal hablan más que las palabras!.
¡NO DEJES TU EQUIPAJE ABANDONADO! Aquí se toman bastante en serio la seguridad aeroportuaria.
Y por último, no permitas que una urraca te arruine el viaje. Recuerda que quien te discrimina no tiene nada personal contra ti, es únicamente un pobre perdedor enojado con la vida.
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