La ciudad de Shanghái es conocida
por ser el corazón financiero de China y una de las ciudades más grandes del
mundo. Sus calles ofrecen una gran variedad de entretenimiento, gastronomía y
cultura. También conocida como La Perla del Oriente, esta metrópoli posee varios
records: podrás trasladarte por el sistema subterráneo más extenso del mundo,
el cual cubre aproximadamente 550km, y también es el hogar del segundo edificio
más alto del mundo, después del Burj Khalifa. La Torre Shanghái mide 632 metros
de alto, es decir, un 60% más alto que el Empire State de Nueva York.
Por cierto, Shanghái puede
traducirse como “sobre el mar” y, como ciudad costera, comparte muchas
características con otras ciudades asiáticas como Hong Kong, Singapur o Tokio. Los
edificios pueden verse a lo largo de la costa y al caer la noche comienza el
espectáculo de luces neón, provenientes de los edificios y grandes
espectaculares que se reflejan en el agua, dibujando un paisaje futurístico. Shanghái es también una de las ciudades
más cosmopolitas del mundo, y aunque definitivamente el peso de la cultura
china puede verse en sus calles, el ambiente es un poco más occidental que en
Pekín, por ejemplo.
Si quieres darte una idea de cómo era
Shanghái antes de que llegara la modernidad, tienes que visitar el Templo
Ciudad de Dios, un conjunto de barrios tradicionales, llenos de comercio donde
podrás admirar la arquitectura china tradicional, así como hacerte de varios
recuerditos para tu familia y amigos. No te preocupes por la comida, en
Shanghái hay muchos lugares donde comer, desde puestos callejeros, restaurantes
pequeños y grandes cadenas de comida rápida.
En general la comida es muy rica
y la variedad de platillos es enorme. Cada región tiene sus platillos
principales y sería muy difícil poder probar todo lo que China tiene qué
ofrecer en sólo un viaje. Esos sí, hay algunos platillos que ni siquiera se
antojan y cuyo olor te quita cualquier apetito. No, no estamos hablando del
perro; por cierto, que la idea de que los chinos comen perro se extendió como
dinamita a raíz de un festival de comida de carne de perro en Yulin (una ciudad
muy alejada de los puntos turísticos de china). La mayoría de los chinos
rechaza la sola idea de comer perro.
Lo que sí es un hecho, es que hay
un platillo muy solicitado por las calles de Shanghái llamado Chou Doufu o "Tofu Apestoso" en español. Su hedor es lo más asqueroso que jamás haya olido,
tomando en cuenta que se trata de “comida”. Me gustaría describirles el olor,
pero no tengo palabras para tan nauseabundo olor: huele a caño, a comida echada
a perder, a queso con hongos y bacterias, a calcetín de viajero, a moho, a
heces de perro, en fin, ¡MAL! Dicen por ahí, que es uno de los platillos más
sabrosos que hay, pero la verdad yo ni siquiera pude acercarme al puesto a
preguntar por su precio, vaya, preferiría haber probado el tan famoso perro.
(Es una expresión, animal lovers, no me quieran crucificar).
Hablemos ahora un poco del clima.
Fui en verano, y aunque fue una grata experiencia, probablemente no volvería a
escoger esa estación del año para ir de nuevo. Shanghái en verano es súper
caliente. Con una temperatura media entre los 28° y 32°C más una humedad del
80%, la sensación térmica alcanza hasta los 42°. No importa qué tan ligero
vayas, prepárate para sudar. Sólo de ir viendo los edificios y tomando fotos,
sudarás y mojarás la ropa. La lluvia hace las cosas aún peor.
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