miércoles, 22 de marzo de 2017

Te encantará perderte entre los bosques y visitar los sitios históricos de este país




Bielorrusia ha sido uno de los viajes más desafiantes que he hecho, en varios sentidos; empezando por la obtención de la visa. Sucede que en México no hay embajada ni consulado de Bielorrusia. La más cercana está en Washington o en Nueva York. En aquel entonces se podían enviar los documentos por correo (tu pasaporte, la solicitud, la carta de invitación, etc.) y la embajada te los regresaba a tu domicilio, pero había algunos inconvenientes. El primero es que la embajada pedía un sobre pre-pagado para regresar los documentos; la embajada no se hace cargo de comprar estampillas ni de depositar el sobre con los documentos, simplemente hablan para que la compañía postal pase a recogerlos. No imaginan las horas que pasé tratando de conseguir ese servicio. Era marzo – abril, y el sol en la ciudad de México puede ser abrasador. Todos los días iba a preguntar a las oficinas postales más conocidas a ver si ellos podían mandar los documentos, pero resulta que ninguna compañía ofrecía ese servicio, por lo menos no internacionalmente. Claro que esto nadie me lo dijo inmediatamente. Después de días de buscar bajo el sol de la tarde la forma de enviar mi expediente, una señorita muy amable de UPS tuvo a bien confirmarme mis sospechas. – Ni le siga buscando joven, nadie ofrece ese servicio – se compadeció de mí cuando vio la angustia en mi cara y las gotas de sudor en mi frente.

¡Hora del Plan B! Obviamente no iba a gastar en un viaje a los Estados Unidos porque en primera, ni visa tenía y además uno con trabajo planea una ruta como para desajustar el presupuesto y modificar los planes. Afortunadamente mi hermano tiene un amigo que vivía en Atlanta, así que le envié los documentos a él y él se encargó de mandarlos a la embajada con el maldito sobre pre-pagado. La embajada se los regresó a él, el me los mandó a mí. Ni siquiera sé si es legal que tu pasaporte ande en manos de todo el mundo y viaje por paquetería a veinte destinos diferentes, pero, en fin, ¡tuve mi visa! Todo esto por supuesto trajo consigo gastos inesperados que se vieron reflejados en mi presupuesto.

Por cierto, hace poco me enteré de que ya no es necesaria para los mexicanos y la mayoría de los latinos la visa para entrar a Bielorrusia. De todas formas, verifiquen bien antes de viajar. También se puede viajar sin visa y hacer el papeleo en el aeropuerto de Minsk antes de entrar al país donde además tendrás que comprar un seguro de viajero; no importa que ya cuentes con uno, el seguro tiene que ser forzosamente de una compañía de ese país. Una vez más, verifiquen los procedimientos actuales. Bielorrusia no es un país muy organizado y hay muchas lagunas en cuanto a las leyes.

Bielorrusia fue un estado soviético que pareciera que se quedó atrapado en tiempos de Stalin. Es como la Cuba de Europa. Sus edificios recuerdan la época socialista y su poca desarrollada economía puede verse en los coches, los transportes colectivos, la moda, etc. Considerada como la “última dictadura europea”, Bielorrusia ofrece a sus visitantes una muestra de lo que fue la grandeza de la Cortina de Hierro.

Un dólar estadounidense equivale a 18,800 rublos bielorrusos. Imagina cada vez que vas a comprar algo o que pagas la cuenta de algún servicio. Tienes que poner atención porque son cantidades exorbitantes y además en un ruso ultra rápido que si no escuchas acabarás desquiciado. En varias ocasiones yo simplemente soltaba varios billetes de mayor denominación y esperaba mi cambio, casi nunca fallaba.¡ Es como jugar Monópoli (Turista)! Para organizarte mejor, sugiero que acomodes tu dinero por colores (no hay monedas) y siempre pagues con los de “color más caro”; con suerte alguien te ayudará o el mismo cajero de desesperará y contará por ti.

Por cierto, ¡tip cultural! Al igual que en Rusia, uno no extiende el dinero y lo coloca en las manos del cajero. El dinero no se pasa entre manos, es una superstición muy arraigada entre los pueblos eslavos. En todas las tiendas verás una charola plateada donde colocas el dinero y la otra persona lo toma de ahí. Ahí mismo te echan el vuelto. Te sentirás como el alumno más bruto de la clase, los bielorrusos son muy buenos matemáticos, al menos así parece. Cuentan millones en segundos y con mucha facilidad. A todo esto, ¿Sabías que Bielorrusia tiene otro nombre? También se conoce oficialmente como Belarús o República de Belarús; nombre que varios de sus habitantes prefieren para evitar cualquier tipo de confusión con Rusia. Trata de utilizar la segunda versión si no quieres escuchar un discurso de horas por parte de alguno bielorruso del por qué Rusia y Bielorrusia son países totalmente distintos y blablablá. La gente en general habla ruso (hablando de sus tan marcadas diferencias) pero el estado se ha encargado de difundir, infructuosamente, el bielorruso. Aunque algunos jóvenes nacionalistas y personas mayores hablan fluido en bielorruso, la verdad es que es poco probable que lo escuches en la calle o que se necesite para sobrevivir en ese país. 


 
Cuando yo fui, en 2011, la Primavera Árabe estaba en todo su apogeo y adivinen quienes se sintieron inspirados para acabar con la dictadura de su país. Pue claro, ¡los bielorrusos! Pero como ya quedamos que las leyes allá son muy duras y que la gente vive con el miedo de ser encarcelados por quítame estas pajas pues idearon una muy eficiente manera de protestar: ¡aplausos en las plazas públicas! Era impresionante caminar con la cámara, paseando y de repente ver grupitos de jóvenes (separados unos de otros, no vaya a ser que se les acusara de desorden público) empezar a aplaudir. Incluso con cara de “yo simplemente aplaudo porque creo que es un juego y no tengo idea de lo que está pasando”. La policía llegaba en cuestión de segundos y comenzaba a tocar los silbatos. Yo ponía cara de extranjero y alejaba mis manos de la cámara. (Pequeño paréntesis, tomar fotos a edificios gubernamentales está prohibido y es causa de arresto, así como participar y fotografiar protestas públicas). – Yo soy extranjero – pensaba – no me pueden hacer nada, ¿no?, ¡¿NO?! –




Total que no quiero espantarlos. El objetivo de viajar es precisamente conocer otras culturas y por qué no, darse cuenta de las comodidades y libertades que uno tiene en su propio país y que a veces estamos tan enfocados en las cosas malas, que no nos damos cuenta de todo lo que hemos logrado.

En Bielorrusia podrás conocer varios sitios históricos como la Fortaleza de Brest. Fue allí mismo donde el ejército alemán atacó a la URSS, a través de Polonia y aunque al final el ejército rojo perdió esa batalla, gracias a la defensa de los soldados se alargó la penetración del ejército alemán al territorio de la URSS. También podrás visitar el museo del ferrocarril donde hay trenes que transportaron judíos y otros prisioneros de guerra. 

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Además de sus sitios históricos podrás conocer la naturaleza del país. Belarús es en casi la totalidad de su territorio un bosque. Si lo visitas en verano, la belleza de sus paisajes verdes, sus lagos y ríos te deslumbrará y si lo visitas en invierno podrás entender porque también se conoce como “La Rusia Blanca” pues toda la naturaleza se pinta de ese color. 


Espera nuestras siguientes publicaciones donde comentaremos con más detalle qué sitios vale la pena visitar en este hermoso país.