Bielorrusia ha sido uno de los viajes
más desafiantes que he hecho, en varios sentidos; empezando por la obtención de
la visa. Sucede que en México no hay embajada ni consulado de Bielorrusia. La
más cercana está en Washington o en Nueva York. En aquel entonces se podían
enviar los documentos por correo (tu pasaporte, la solicitud, la carta de
invitación, etc.) y la embajada te los regresaba a tu domicilio, pero había
algunos inconvenientes. El primero es que la embajada pedía un sobre pre-pagado
para regresar los documentos; la embajada no se hace cargo de comprar
estampillas ni de depositar el sobre con los documentos, simplemente hablan
para que la compañía postal pase a recogerlos. No imaginan las horas que pasé
tratando de conseguir ese servicio. Era marzo – abril, y el sol en la ciudad de
México puede ser abrasador. Todos los días iba a preguntar a las oficinas
postales más conocidas a ver si ellos podían mandar los documentos, pero
resulta que ninguna compañía ofrecía ese servicio, por lo menos no internacionalmente.
Claro que esto nadie me lo dijo inmediatamente. Después de días de buscar bajo
el sol de la tarde la forma de enviar mi expediente, una señorita muy amable de
UPS tuvo a bien confirmarme mis sospechas. – Ni le siga buscando joven, nadie ofrece
ese servicio – se compadeció de mí cuando vio la angustia en mi cara y las
gotas de sudor en mi frente.
¡Hora del Plan B! Obviamente no iba a
gastar en un viaje a los Estados Unidos porque en primera, ni visa tenía y
además uno con trabajo planea una ruta como para desajustar el presupuesto y
modificar los planes. Afortunadamente mi hermano tiene un amigo que vivía en
Atlanta, así que le envié los documentos a él y él se encargó de mandarlos a la
embajada con el maldito sobre pre-pagado. La embajada se los regresó a él, el
me los mandó a mí. Ni siquiera sé si es legal que tu pasaporte ande en manos de
todo el mundo y viaje por paquetería a veinte destinos diferentes, pero, en
fin, ¡tuve mi visa! Todo esto por supuesto trajo consigo gastos inesperados que
se vieron reflejados en mi presupuesto.
Por cierto, hace poco me enteré de
que ya no es necesaria para los mexicanos y la mayoría de los latinos la visa
para entrar a Bielorrusia. De todas formas, verifiquen bien antes de viajar.
También se puede viajar sin visa y hacer el papeleo en el aeropuerto de Minsk
antes de entrar al país donde además tendrás que comprar un seguro de viajero;
no importa que ya cuentes con uno, el seguro tiene que ser forzosamente de una
compañía de ese país. Una vez más, verifiquen los procedimientos actuales.
Bielorrusia no es un país muy organizado y hay muchas lagunas en cuanto a las
leyes.
Bielorrusia fue un estado soviético
que pareciera que se quedó atrapado en tiempos de Stalin. Es como la Cuba de
Europa. Sus edificios recuerdan la época socialista y su poca desarrollada
economía puede verse en los coches, los transportes colectivos, la moda, etc.
Considerada como la “última dictadura europea”, Bielorrusia ofrece a sus
visitantes una muestra de lo que fue la grandeza de la Cortina de Hierro.
Un dólar estadounidense equivale a
18,800 rublos bielorrusos. Imagina cada vez que vas a comprar algo o que pagas
la cuenta de algún servicio. Tienes que poner atención porque son cantidades
exorbitantes y además en un ruso ultra rápido que si no escuchas acabarás
desquiciado. En varias ocasiones yo simplemente soltaba varios billetes de
mayor denominación y esperaba mi cambio, casi nunca fallaba.¡ Es como jugar
Monópoli (Turista)! Para organizarte mejor, sugiero que acomodes tu dinero por
colores (no hay monedas) y siempre pagues con los de “color más caro”; con
suerte alguien te ayudará o el mismo cajero de desesperará y contará por ti.
Por cierto, ¡tip cultural! Al igual
que en Rusia, uno no extiende el dinero y lo coloca en las manos del cajero. El
dinero no se pasa entre manos, es una superstición muy arraigada entre los
pueblos eslavos. En todas las tiendas verás una charola plateada donde colocas
el dinero y la otra persona lo toma de ahí. Ahí mismo te echan el vuelto. Te
sentirás como el alumno más bruto de la clase, los bielorrusos son muy buenos
matemáticos, al menos así parece. Cuentan millones en segundos y con mucha
facilidad. A todo esto, ¿Sabías que Bielorrusia
tiene otro nombre? También se conoce oficialmente como Belarús o República de
Belarús; nombre que varios de sus habitantes prefieren para evitar cualquier
tipo de confusión con Rusia. Trata de utilizar la segunda versión si no quieres
escuchar un discurso de horas por parte de alguno bielorruso del por qué Rusia
y Bielorrusia son países totalmente distintos y blablablá. La gente en general
habla ruso (hablando de sus tan marcadas diferencias) pero el estado se ha
encargado de difundir, infructuosamente, el bielorruso. Aunque algunos jóvenes
nacionalistas y personas mayores hablan fluido en bielorruso, la verdad es que
es poco probable que lo escuches en la calle o que se necesite para sobrevivir
en ese país.
Cuando yo fui, en 2011, la Primavera
Árabe estaba en todo su apogeo y adivinen quienes se sintieron inspirados para
acabar con la dictadura de su país. Pue claro, ¡los bielorrusos! Pero como ya
quedamos que las leyes allá son muy duras y que la gente vive con el miedo de
ser encarcelados por quítame estas pajas
pues idearon una muy eficiente manera de protestar: ¡aplausos en las plazas
públicas! Era impresionante caminar con la cámara, paseando y de repente ver
grupitos de jóvenes (separados unos de otros, no vaya a ser que se les acusara
de desorden público) empezar a aplaudir. Incluso con cara de “yo simplemente aplaudo
porque creo que es un juego y no tengo idea de lo que está pasando”. La policía
llegaba en cuestión de segundos y comenzaba a tocar los silbatos. Yo ponía cara
de extranjero y alejaba mis manos de la cámara. (Pequeño paréntesis, tomar
fotos a edificios gubernamentales está prohibido y es causa de arresto, así
como participar y fotografiar protestas públicas). – Yo soy extranjero –
pensaba – no me pueden hacer nada, ¿no?, ¡¿NO?! –
Total que no quiero espantarlos. El
objetivo de viajar es precisamente conocer otras culturas y por qué no, darse
cuenta de las comodidades y libertades que uno tiene en su propio país y que a
veces estamos tan enfocados en las cosas malas, que no nos damos cuenta de todo
lo que hemos logrado.
En Bielorrusia podrás conocer varios
sitios históricos como la Fortaleza de Brest. Fue allí mismo donde el ejército
alemán atacó a la URSS, a través de Polonia y aunque al final el ejército rojo
perdió esa batalla, gracias a la defensa de los soldados se alargó la
penetración del ejército alemán al territorio de la URSS. También podrás
visitar el museo del ferrocarril donde hay trenes que transportaron judíos y
otros prisioneros de guerra.
Además de sus sitios históricos
podrás conocer la naturaleza del país. Belarús es en casi la totalidad de su
territorio un bosque. Si lo visitas en verano, la belleza de sus paisajes
verdes, sus lagos y ríos te deslumbrará y si lo visitas en invierno podrás
entender porque también se conoce como “La Rusia Blanca” pues toda la
naturaleza se pinta de ese color.
Espera nuestras siguientes
publicaciones donde comentaremos con más detalle qué sitios vale la pena
visitar en este hermoso país.